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16 años de la canonización de San Alberto Hurtado

El mensaje de nuestro patrono resuena más fuerte que nunca

El 23 de octubre de 2005, el Papa Benedicto XVI nombró santo, a Luis Alberto Miguel Hurtado Cruchaga. 

A la ceremonia de canonización asistieron todos los poderes del Estado chileno, incluyendo al Presidente de la República de ese entonces, Ricardo Lagos y su señora, un grupo de jóvenes y adultos de escasos recursos beneficiados por el Hogar de Cristo y más de siete mil chilenos, representativos de todas las culturas y grupos de nuestra sociedad, quienes inundaron el Vaticano de banderas y emoción.

Mientras tanto, en Chile multitudinarias vigilias se realizaron en todo el territorio. En Santiago, más de 25 mil personas llegaron hasta la Explanada del Santuario Padre Hurtado para vivir este histórico momento.

En su homilía, el papa emérito Benedicto XVI se refirió de esta forma a nuestro santo y patrono:

"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón... y a tu prójimo como a ti mismo" (Mt 22, 37. 39). Este sería el programa de vida de san Alberto Hurtado, que quiso identificarse con el Señor y amar con su mismo amor a los pobres. La formación recibida en la Compañía de Jesús, consolidada por la oración y la adoración de la Eucaristía, le llevó a dejarse conquistar por Cristo, siendo un verdadero contemplativo en la acción. En el amor y entrega total a la voluntad de Dios encontraba la fuerza para el apostolado.

Fundó El Hogar de Cristo para los más necesitados y los sin techo, ofreciéndoles un ambiente familiar lleno de calor humano. En su ministerio sacerdotal destacaba por su sencillez y disponibilidad hacia los demás, siendo una imagen viva del Maestro, "manso y humilde de corazón". Al final de sus días, entre los fuertes dolores de la enfermedad, aún tenía fuerzas para repetir:  "Contento, Señor, contento", expresando así la alegría con la que siempre vivió".

Sigamos el ejemplo de San Alberto Hurtado, buscando siempre el amor y bien del prójimo, la justicia social y tener a Cristo en el centro de nuestra vida.

¡San Alberto Hurtado, ruega por nosotros!

Fuentes: jesuitas.cl, vatican.va