
Fiesta del Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos
¡Feliz día Padre Pedro! Gracias por acompañarnos cada día
Jueves 4 de agosto
Celebraremos a San Juan María Vianey, mejor conocido como Santo Cura de Ars, porque logró la conversión de los habitantes de este pueblo de Francia. En cierta ocasión a un abogado volvía de Ars a Lyon, le preguntaron ¿qué había visto ahí?, a lo que respondió: "He visto a Dios en un hombre".
"Si fuera sacerdote, querría conquistar muchas almas", dijo una vez Juan María Vianey a su madre. Esta es la gran tarea de nuestros pastores, por ello agradecemos y valoramos el trabajo de nuestro párroco, Padre Pedro Ríos, quien ha servido generosamente a nuestra comunidad parroquial desde hace 4 años.
Aquí 7 datos que tal vez no conocías de este sacerdote diocesano, miembro de la Tercera Orden Franciscana y patrono de los párrocos. (1)
1. Su primera comunión fue accidentada
La Revolución Francesa trajo persecución contra los sacerdotes, e incluso, después de ella tenían que disfrazarse para pasar de incógnito. Cuando el joven Juan recibió la primera comunión, llevaron carros de heno, los pusieron frente a las ventanas de la casa de su mamá y empezaron a descargar el material durante la ceremonia para evitar problemas con las autoridades.
El santo siempre recordará este día, en el que derramó lágrimas de alegría al recibir al Señor y atesoró el Rosario que su madre le regaló en aquella ocasión.
2. Casi se retira de la escuela de seminaristas
Cuando la Iglesia obtuvo algo de libertad en Francia, logró ingresar a la escuela, pero debido a su dificultad para los estudios, estuvo a punto de renunciar. En consecuencia, el sacerdote le sugirió que hiciera un peregrinaje al Santuario de San Francisco de Regis. Regresó renovado.
3. Lo expulsaron del seminario
Juan logró ingresar al Seminario Mayor de Lyon, pero por su insuficiente conocimiento del latín no entendía ni podía responder a los formadores. Le pidieron que se marchara, lo que le produjo un inmenso dolor y desaliento. Sin embargo, P. Balley nuevamente fue en su ayuda y siguió los estudios en privado en Ecculy, cerca de Lyon. Sus cualidades morales sobrepasaron cualquier deficiencia académica.
4. Su maestro fue su primer penitente
Una vez ordenado sacerdote fue enviado a ayudar al P. Balley, pero las autoridades diocesanas no le dieron permiso para confesar. El P. Balley intercedió y él mismo fue el primero en confesarse con San Juan María Vianney. Años más tarde Balley murió en brazos del santo.
5. Tuvo una profecía en Ars
Las autoridades eclesiásticas lo enviaron al pequeño pueblo de Ars porque pensaban que con sus limitaciones intelectuales no podría servir en una comunidad grande. Sin embargo, al llegar hizo una profecía: "la parroquia no será capaz de contener a las multitudes que vendrán hacia aquí".
Poco a poco el sacerdote se fue ganando el amor del pueblo y les inculcó el amor a la Eucaristía, siendo su fiesta favorita el Corpus Christi.
Cuando el Papa Pío IX definió el dogma de la Inmaculada Concepción, el santo pidió a los fieles que iluminaran sus casas en la noche y las campanas del templo resonaron por horas. La gente de los pueblos cercanos, al ver los destellos, pensó que el pueblo se estaba quemando y acudieron a apagar el supuesto incendio.
6. Luchó pacientemente contra el demonio
El demonio siempre molestaba al Santo Cura de Ars con ruidos extraños y fuertes por las noches. Su intención era agotarlo para que no tuviera fuerzas para confesar o celebrar la Eucaristía.
Cierto día que el santo se disponía revestirse para la Santa Misa, el maligno incendió su cama. San Juan, sabiendo que el enemigo quería detener el oficio divino, dio las llaves del cuarto a aquellos que iban a apagar el fuego y prosiguió.
"El villano, al no poder atrapar al pájaro le prende fuego a su jaula", fue lo único que dijo. Mucho tiempo después, el Señor premió al santo con un extraordinario poder de expulsar demonios de las personas poseídas.
7. Nunca fue nombrado párroco
El Obispo de Belley solo le concedió el título de canónigo pero “el hecho real es que consagró prácticamente toda su vida sacerdotal a la santificación de las almas del minúsculo pueblo de Ars y que de esta manera unió, ya para siempre, su nombre y la fama de su santidad al del pueblecillo”.
"Si fuera sacerdote, querría conquistar muchas almas" (San Juan María Vianey)
(1) ACIPrensa