30 de agosto: Santa Rosa
La primera flor de santidad de América
Patrona del Perú, de América, de las Indias y de Filipinas, vivió santamente vistiendo el hábito de la Orden Tercera de los Dominicos. Ya en vida fue reconocida como un verdadero prodigio de penitencia, logrando con su oración y sacrificios, abundantes conversiones. Pasó una vida llena de experiencias ‘místicas’. Entre ellas, fue capaz de hablar con Jesucristo y hasta escuchar la voz de del niño Jesús.
Virtudes que la llevaron a ser la primera Santa canonizada del Nuevo Mundo en 1671. Motivo más que suficiente para llenarnos de orgullo, e invocar a menudo su intercesión.
Otro de los hechos es, que Santa Rosa profetizó su propia muerte. Los últimos tres años de su vida, pasó agonía por una rara enfermedad y falleció un 24 de agosto de 1617, en la Fiesta de San Bartolomé. Fecha en la que cada año solía manifestar su alegría, dando por explicación “que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi redentor Jesucristo”.
De este modo sucedió, tras una terrible y dolorosa agonía, en el día de San Bartolomé, Rosa dejaba este mundo con la alegría de ir a estar para siempre junto al amadísimo Salvador.
Imitemos ese profundo deseo de alcanzar los bienes celestiales, aceptando con alegría todos los sufrimientos y contrariedades que Dios desee ponernos en el camino.
Y cuando nos falten las fuerzas, recordemos las palabras de esta querida santa peruana: “Si ustedes supieran lo hermosa que es un alma sin pecado, estarían dispuestos a sufrir cualquier martirio con tal de mantener el alma en gracia de Dios”.
«Santa Rosa de Lima. Ruega por nosotros»
Fuente: aciprensa / infobae