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Así fue la Consagración del Altar de nuestra iglesia

“Signado, santificado y consagrado, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo…”

El altar es uno de los elementos principales de todo templo católico. Y representa a Nuestro Señor Jesucristo, que es la piedra angular y el fundamento de la Iglesia.

Es en él, donde se realiza el Sacrificio de la cruz de manera incruenta al celebrar cada misa. Siendo, a la vez, la mesa del Señor a la cual se convoca al pueblo de Dios y también el centro de la acción de gracias que se efectúa por la Eucaristía.

Por ello, resulta primordial contar en toda iglesia con un altar fijo y dedicado. Rito que presenciamos el pasado domingo 3 de septiembre en nuestra parroquia.

Luego de que se depositan las reliquias a los pies del altar, y habiendo rezado la solemne oración de dedicación, en la que se expresa la voluntad de dedicar para siempre el altar al Señor y se pide su bendición, se procedió al rito de ungir la iglesia con el Santo Crisma.

De este modo, nuestro arzobispo, que al comienzo de la celebración había asperjado el nuevo altar, ahora vierte el Crisma sobre él, en el medio y en los cuatro ángulos.

Seguidamente, se hace la ofrenda del incienso, renovando el gesto del ángel del Apocalipsis, el obispo hace subir desde el altar el perfume del incienso y de todas las oraciones de los Santos. Así, lo inciensa mientras el coro canta.

«Y el humo de los aromas subió en presencia del Señor por mano del Ángel»

Terminada la incensación, se procedió a vestir el altar con los respectivos manteles, candeleros con los cirios y cruz. Para que posteriormente, nuestro diácono José Miguel Carafí recibiendo del cardenal Aós un cirio encendido, iluminara cada una de las velas.

«La luz de Cristo ilumine la mesa del altar y que, con ella, brillen los comensales de la Cena del Señor»