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Descubre por qué los católicos veneramos reliquias

«¡Entren, oh Santos de Dios! Aquí se les ha preparado un lugar»

Uno de los momentos más significativos que se vivieron durante nuestra Misa de Dedicación, fue el instante en que nuestro arzobispo, colocó a los pies del altar, una reliquia de San Alberto Hurtado.

Este acto, antecedido por el canto de las letanías de los santos, busca expresar exteriormente que todos los que han sido bautizados en la muerte de Cristo, y especialmente los que han derramado su sangre por el Señor, participan de la pasión del Señor.

Aunque en el pasado no fuera una costumbre extendida por toda la iglesia, la práctica de colocar reliquias al erigir un nuevo altar fue creciendo hasta el punto de casi considerar como ilícita la erección de altares e iglesias en otros lugares que no fuesen sus tumbas. Por tanto, al hallarse en otro sitio, se elaboraba un pequeño sepulcro en los que se colocaba una parte de sus huesos, un lienzo u otro objeto cualquiera.

De este modo, el altar era al mismo tiempo sepulcro donde descansan las reliquias de los santos y lugar donde el Cuerpo del Señor se inmola, asociándolos a este acto.

¿Por qué veneramos «Las Reliquias de los Santos»?

Las reliquias son una ayuda para acercarnos a Dios mediante el contacto con quienes ya en vida se dejaron transformar por la gracia, siendo miembros insignes del Cuerpo místico de Cristo y templos vivos del Espíritu Santo.

Precisamente con su uso y veneración, recordamos la acción salvadora de Cristo, y Nuestro Señor, por su intermedio, nos concede muchos beneficios.

Las hay de 3 tipos. De primer grado, referidas al cuerpo o partes del mismo. De segundo grado, objetos que pertenecieron a los Santos (utensilios, vestidos, manuscritos). Y por último, de tercer grado, objetos que han estado en contacto con sus cuerpos o con sus sepulcros.

De ahora en adelante, al celebrar la Eucaristía sobre este altar, debemos recordar que contiene las reliquias de un cristiano que buscó con cada una de sus acciones, agradar a Dios, ¡los restos de nuestro patrono están presentes!

Pidamos a San Alberto Hurtado, que al ver sobre el altar como Dios da su vida en la Cruz por sus amigos, nosotros sepamos dar la nuestra por Él.

«San Alberto Hurtado, ruega por nosotros»