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“La parroquia somos los que la integramos y hacemos comunidad en ella”

Estos son los testimonios de nuestros feligreses y amigos

La fe de la Iglesia se expresa visiblemente a través de sus ceremonias. Y así lo atestiguamos el pasado domingo 3 de septiembre al contemplar nuestro templo al máximo de su capacidad, reuniendo a toda la comunidad parroquial y hermanos de toda la arquidiócesis.

Nuestra Misa de Dedicación no dejó indiferente a nadie, y así nos lo hicieron notar varios de los asistentes.

“Fue una lluvia de bendiciones, un hermoso momento que jamás se me olvidará”, nos manifestó Miguel Núñez de la Capilla San Alberto Hurtado de Puente alto, quien junto a la comunidad de Cerro Navia nos agradeció de corazón haber sido parte de la consagración de nuestro templo.

“Gracias por tan linda invitación de compartir la consagración de su templo, nos hicieron sentir super acogidos”, nos decía Rosita Olave de la Parroquia Nuestra Sra. de la Paz de Cerro Navia, quien nos acompañó junto a Verónica Varela, para quien “es un gran honor sentirnos parte de esta familia eclesial y poder acompañarles en este momento tan especial para ustedes, así como lo hicieron con nosotros en el año 2012 después de la reconstrucción de nuestro templo”.

Monseñor Alberto Lorenzelli felicitó a nuestro párroco por lo que fue “una hermosa celebración, muy bien preparada y participada”. Del mismo modo, el Padre Rodrigo Domínguez, Vicario Episcopal de la Zona Cordillera, valoró el trabajo de todo el equipo detrás de cada aspecto de esta ceremonia, que para él fue “impecable, hermosa, digna y muy cariñosa”, destacando especialmente a nuestro coro “que le dio un realce tremendo. Se nota una comunidad parroquial activa y comprometida”.

Por su parte, Giorgianne Barceló junto a su esposo deseaban transmitir que “todo salió perfecto, pero lo más impresionante fue el cariño de las personas... la acogida de la gente, la felicidad que había en el ambiente. De verdad queremos con Jorge que extiendan nuestras felicitaciones a todas las personas que organizaron esto”. Y además, manifestaban su felicidad por contar con “una parroquia, una iglesia, un templo acá en San Carlos de Apoquindo, que son todas estas familias que empezaron con la idea hace 20 años”.

Acontecimiento que Gustavo Irarrázaval catalogó como un regalo, “nos conmovió ver el incienso subiendo al cielo de una forma tan potente y cargado con todas nuestras oraciones y agradecimientos a Dios. Creo que todos los que participamos ahora y los que nos antecedieron quedaron con el corazón lleno del Espíritu Santo. Qué orgullo ser católico y pertenecer a esta gran comunidad”.

Sentimiento que comparte Keryma Felmer, que agradeció a Dios, “por el camino en que hemos transitado y esperamos seguir haciéndolo.
Gracias a cada uno de los que participaron en esta ceremonia, en que se notó que la parroquia somos los que la integramos y hacemos comunidad en ella”.

Sentimiento de pertenencia que también experimenta el diácono Alejandro Valenzuela, que nos acompañó este día y que actualmente ejerce su ministerio en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Conmovido nos expresó que para él esto era un sueño, pues estuvo desde los inicios como parte del grupo que pensó esta parroquia. Y sintiéndose frustrado por no poder estar físicamente poniendo la primera piedra, nos compartió, que el padre Pedro sacándolo de la sacristía le preguntó —¿qué es lo que ves tú?— a lo que respondió mucha gente, —pues ahí está el regalo de Dios, son las piedras vivas que tiene la Iglesia, que tú has ayudado a construir en esta parroquia—.

Recordando las palabras del cardenal Celestino Aós, de ahora en adelante, asumamos la tarea de llenar con fieles, con cariño, alegría y solidaridad nuestro nuevo templo.

¡Gracias por acompañarnos!