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"Uno de los trabajos más complejos y desafiantes que hemos realizado"

La historia tras las imágenes Jesús, María y José

Para muchos fue una grata sorpresa, ingresar al templo y descubrir ya en el presbiterio las imponentes imágenes religiosas de la Virgen María y San José, y ver en la enorme cruz que pende sobre el altar, la imagen de Jesús Crucificado.

Tres figuras religiosas de 2 metros de alto elaboradas en madera de roble americano, diseñadas especialmente para la parroquia.

Su confección duró 8 meses, a cargo de la compañía Teks junto al arquitecto Osvaldo Fuenzalida, y culminará oficialmente el próximo 1 de noviembre, cuando en la Solemnidad de Todos los Santos se realice la bendición de cada imagen.

Este proceso nació de una conversación entre Padre Pedro y Vicente Stephens (co-fundador de Teks), luego de celebrado el bautismo de su hija. En esa ocasión se les presentó este desafío, y ellos, sin dudarlo, asumieron el reto de crear por primera vez imágenes religiosas.

Es así como comenzaron a buscar referencias, a diseñar las primeras maquetas y a involucrarse más y más en este proyecto que contó con un trabajo de mecanizado CNC y tallado a mano. Labor que, en sus palabras, los motivó a sacar lo mejor de cada uno. “Trabajamos horas extras en cada imagen, nos estresamos con cada imagen, superamos hartos obstáculos como equipo, pero también a la vez sacó lo mejor de cada uno”.

“Estamos entregando algo que lo hicimos con mucho esfuerzo y con mucho cariño a la comunidad. Y sabemos, porque ya lo estamos viviendo, que la comunidad está agradecida” 

María Elena Marín, pintora e integrante de nuestra comunidad, compartió con nosotros sus impresiones al entrar a la iglesia y ver, “que el Cristo flotaba, no estaba colgando de una cruz, sino que estaba omnipresente. Es impresionante la sensación que produce desde abajo cuando uno lo mira”.

“La actitud del cuerpo es impresionante. La carita, cuando tú lo miras de abajo, es una cara de amor y misericordia que a mí me conmovió. Te llama y te lleva a la oración y al agradecimiento, puesto que uno siente el amor de Dios. Realmente la sensibilidad de las personas que hicieron la imagen es magnífica, lograron un efecto precioso. Llenó el espacio central de la iglesia”, manifestó.

Con respecto a la Santísima Virgen, María Elena hizo hincapié en el rostro, “que no solamente es ternura, sino que también es un acogimiento y es como un decir: aquí estoy. No es la típica cara de la Virgen. No, aquí la Virgen es un poquito más neutral y de un amor infinito, muy serena, hay una paciencia, una cosa como de que te recibe y te llama a la oración”.

En cuanto a San José, “al estar trabajado mucho menos que los otros, es más tosco, justamente nos quiere decir la humildad de José. Curiosamente, es donde más se luce la veta de la madera, que es como lo concreto, el material, como nosotros mismos: yo me sentí súper representada”, precisó María Elena.

Y reflexiona en la relación que hicieron los artistas con estas 3 imágenes, “porque a través de un simple, pero maravilloso tallado, lograron una profundidad en el mensaje muy grande. Son 3 tallados absolutamente distintos, están hechos con una intención diferente. Uno es más esfumado, la Virgen pareciera que estuviera hecho con un pincel más suave, como una cosa entre nubes. Cristo no, Cristo es muy detallado. Y José es más tosco, es como si estuviera hecho a espátula, hablando en términos pictóricos”.

Realmente me parece que las personas que hicieron estas preciosuras de esculturas son artistas indudablemente y que están inspirados por el Espíritu Santo”.

El equipo de Teks, compañía fundada por Ángel Andraca y Vicente Stephens (@teks.work en Instagram) accedieron a compartir con nosotros su testimonio. Y Ángel, en primera persona, nos narró la experiencia de asumir este desafiante proyecto y explicó paso a paso como lo llevaron a cabo.

¡Jesús! ¡María! ¡José!