Salve, custodio del Redentor y esposo de la Vírgen María. A tí Dios confió a Su Hijo, en tí María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.
¡Oh! Bienaventurado José, muestrate Padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía y defiéndenos de todo mal.